Un par de días increibles en contacto directo con la naturaleza, tanto así que ni siquiera llevamos carpa (dormimos en sacos al cobijo de un hemoso pino).
Como habrán muchos que aún habiendo probado la exquisita carne de conejo (ahumada queda de pelos) no les gusta la acción de que los cazen (mmm....recolectores) preferí publicar esta foto de mi hijo jugando con una hermosa Mantis Religiosa (un privilegio que en la ciudades ya no podemos darnos).
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